¡Saludos de nuevo! Hoy vengo para seguir hablando sobre creatividad y sobre mis procesos internos a la hora de escribir. Y aunque digan que las segundas partes nunca fueron buenas, yo espero conseguir una de esas maravillosas excepciones como fueron El Caballero Oscuro, El Imperio Contraataca o Las Dos Torres.
Terminé la entrada anterior hablando sobre Música y sobre la forma en que esta influía en mi trabajo como escritor. Me quedé con la sensación de que el tema daba para mucho más, así que hoy tengo el propósito de convertirla en la verdadera protagonista…

La Música posee un fuerte potencial para generar sentimientos e ideas, y es innegable que tiene un carácter de transmisión mucho más inmediato que la Literatura (con solo oír un acorde en modo menor o mayor ya estamos pensando en un estado de ánimo). Es el vehículo más universal de expresión de las emociones, y a mí me sirve para contactar instantáneamente con el mundo literario que estoy creando.
Cuando oigo una pieza que me ha gustado, la hago mía. Me olvido de su autor, de lo que quería transmitir o de la historia que quería contar, y cuento mi propia historia con ella. En este sentido, podría decirse que soy un ladrón de esencias musicales.
Desde los inicios del séptimo arte, los grandes cineastas como George Méliès ya eran conscientes del incremento expresivo que suponía añadir música a las imágenes que proyectaban. Yo pienso que lo mismo se aplica a la Literatura. Si escucho determinada pieza de una banda sonora durante la redacción de una escena, estoy seguro de que le transmitiré a esa escena el carácter y el ritmo de esa pieza.

De hecho, tengo cierta tendencia a incluir escenas en las que aparece Música diegética. Hago que mis personajes también escuchen música. En Cruzamundos, por ejemplo, incluyo una canción, “Ojos de Piedra”, cantada por el personaje de Nyssa a bordo del Escarpín en una escena nocturna y tierna.

En Corazón de Rayo encontramos que Roy Journey es un talentoso violinista, y Mara Purple nos sorprende con la canción “Soñador”.
Y en El Vals de la Hadas Malditas he ido un paso más allá: la trama principal gira en torno a una canción, una melodía maldita que nadie puede cantar, tararear ni silbar sin sufrir terribles consecuencias… Además, en esta ocasión he querido contar con una banda sonora original e inédita, cuya partitura aparece en la novela. Es probable que la escuches dentro de poco…
Quiero aprovechar para mostrar mi gratitud a Fernando Martín-Peñasco, autor de la melodía original, al que tengo trabajando hoy por hoy en los arreglos. Y a mi hermano, Pedro Sánchez García-Pardo.
La canción que mata llegará a tus oídos próximamente, con el lanzamiento de la novela en otoño. Mientras tanto, aquí te dejo la partitura original de su versión para caja de música…

Creo que ya ha quedado bastante claro que la música en su elemento crucial de mi día a día. Pero ahora que estoy haciendo tanto hincapié en mi pasión por ella, seguramente te estarás preguntado… ¿Y qué demonios escuchas? ¿Qué es eso que tanto te inspira?
Pues bandas sonoras, básicamente. OST o BSO, como lo quieras llamar. De películas, pero resulta que también de videojuegos. La música de videojuegos inspira como ninguna, sobre todo si no conozco el videojuego en cuestión. Es lo que decía antes sobre robar esencias musicales. Si escucho la banda sonora de una película, esta tiene demasiada identidad, demasiada consistencia visual: al oír la maravillosa música de Howard Shore, lo primero que me viene a la cabeza es la Tierra Media y las bellas imágenes de las películas de El Señor de los Anillos. Pero si escucho la banda sonora de un videojuego cuya trama y estética desconozco, puedo hacerla mía, puedo apropiarme de su esencia para construir un mundo nuevo.
En este sentido, en el menú LIBROS, en el título de cada una de mis novelas podrás encontrar un apartado de “banda sonora” con las canciones que me inspiraron durante cada uno de sus procesos de escritura. Te puedo adelantar que El Vals de las Hadas Malditas tiene mucho de la saga de videojuegos Fable (a la que nunca he jugado, pero cuya música es una verdadera maravilla), mientras que la banda sonora que más escuché durante el proceso de escritura de El Aprendiz Silencioso fue la del videojuego Ori and the Blind Forest, al que tampoco he tenido oportunidad de jugar nunca.

Pero más allá de la música de que inspira cada una de mis novelas, tengo un TOP 3 que siempre está ahí, que siempre es recurrente independientemente de la novela en la que esté trabajando.
Me despido abriéndote mi corazón y compartiendo contigo este TOP 3 musical tan ligado a mi escritura:
- Toda la obra de Joe Hisaishi, en especial sus trabajos para La Princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro y El Castillo Ambulante
- El fantástico trabajo de David García Díaz para el videojuego Rime. Desde aquí un afectuoso saludo al fantástico equipo de Tequila Works. Gracias por esa obra maestra
- Toda la obra de Benoit Jutras para Cirque du Soleil. Pero sobre todo su música para el espectáculo Le Rêve. Una auténtica delicia para los sentidos.
Un abrazo, y a escuchar Música.
Si te ha gustado, comparte y haz correr mi voz =)