LAS PUERTAS MÁGICAS DE LA ADAPTACIÓN

Editorial Hidra

¡Hola de nuevo! Tras las vacaciones de verano, regreso con las pilas cargadas y con un montón de buenas noticias bajo el brazo. La primera es la publicación de mi libro Las Puertas Mágicas en la colección Tú Decides la Aventura de Editorial Hidra. Es un placer poder regresar a las mesas de novedades de las librerías y volver a acercarme al público infantil y juvenil, ese para el que nunca me cansaré de escribir.

Tú Decides la Aventura Gabriel Sánchez García-Pardo
Portada de la fantástica Dolo Okecki

Para poneros un poco en situación, os cuento que Tú Decides la Aventura es una colección de librojuegos en los que el lector puede tomar decisiones y conducir el argumento en la dirección que más le apetezca. Siguiendo la estela de aquellos libritos rojos de los años ochenta de Timun Mas, titulados Elige tu propia aventura, los editores de Hidra han hecho algo más que satisfacer un deseo nostálgico, alcanzando cifras de ventas que compiten sin temblar con los grandes grupos editoriales y obteniendo un gran reconocimiento a nivel internacional.

Como educador y abanderado del aprendizaje significativo, ni que decir tiene que el regreso de este tipo de libros en los que el niño puede zambullirse en una lectura activa, participativa y entregada, me parece un acierto absoluto. Y poder formar parte de sus filas con mi propio título es un verdadero orgullo.

Tú Decides Las Puertas Mágicas
Boceto para Las Puertas Mágicas de la escena de la Perfumera

Pero, ¿de dónde surge esta estrafalaria historia de Las Puertas Mágicas? Para responder a esta pregunta debo hablaros de lo que la maravillosa Linda Seger llamó El Arte de la Adaptación.

Un libro de Tú Decides la Aventura es un libro en el que se entrecruzan diversas tramas. Si ya es difícil hacer encajar las piezas del puzzle en una novela normal, imaginaos el quebradero de cabeza que supone para un escritor desviar la línea argumental en otras tramas, que a su vez se dividen en otras tramas, que a su vez conectan con las anteriores y con el germen inicial. No en vano el diseño conceptual para el fondo de las contraportadas de la colección es una especie de laberinto.

Contraportada de Las Puertas Mágicas

Ante tal desafío, se me ocurrió que lo mejor que podía hacer era partir de una historia previa, fija, terminada. Y tirar del hilo de esa historia para crear historias paralelas y coserlas unas a otras. La historia que elegí fue La Planta I, un proyecto narrativo cuyo origen se remonta a una asignatura del Máster de Escritura Creativa que cursé en la Universidad Complutense de Madrid.

La asignatura en concreto recibía el peliagudo nombre de Recursos lingüísticos de la Composición. Uno de los trabajos que tuvimos que entregar estaba relacionado con los Neologismos, con la creación de nuevas palabras. Debíamos construir una historia breve que incluyera palabras inventadas (con cierta justificación) y que formaran parte de nuestro proceso de worldbuilding. Una vez más, encontré la respuesta en mi amado género fantástico y me dispuse a crear una suerte de Alicia en el País de las Maravillas en versión moderna, con un centro comercial, un ascensor y todo tipo situaciones con las que se pudiera identificar el pequeño lector del Siglo XXI.

Alicia en el País de las Maravillas Tú Decides la Aventura
Solo media taza, por favor

En la versión original había dos escenas en las que aparecían palabras inventadas. Una era la de la Perfumera, con toda su disertación filosófica sobre cómo debería llamarse al ser una vendedora de esencias de animales (animalera, fumaral, animera…). Y otra era la del encargado del puesto de información, que retaba a nuestra protagonista a comunicarse con él en un idioma completamente inventado e incomprensible.

Además de cumplir el objetivo marcado, el resultado fue un relato simpático y con cierto mensaje del que me sentí muy orgulloso y que me dejó con ganas de más. La historia tenía que seguir viva, no podía quedarse en una simple calificación numérica de una asignatura.

Y tuvo la oportunidad de seguir creciendo y transformándose, gracias a Broadway Jr, mi escuela de teatro musical para niños y jóvenes.

 

Era el primer curso de la Escuela, se acercaba Navidad y no teníamos una función para representar ante los padres de los alumnos. Se me ocurrió que era una buena oportunidad para explorar la historia de La Planta I desde nuevos ángulos, y la sometí a un ejercicio de adaptación en toda regla, del género de la narrativa breve al género teatral. Más diálogos, inclusión de nuevos personajes como La Troupe, resumen de largos párrafos descriptivos en acotaciones para el actor… El resultado fue una obrita muy divertida que hoy sigo recordando con mucho cariño por ser la primera que mis alumnos llevaron al escenario y por la magia de poder ver una de mis historias sobre las tablas, en carne y hueso.

Hoy quiero enviar un abrazo muy fuerte para aquellos primeros alumnos y recordarles que este libro de Tú Decides la Aventura que ahora se publica es para Lucía, Silvia, Elena, Irene, Beltrán, Laura, Marta, Miriam, Elisa, Alba, Miguel, Leyre, Paula, Abril, Héctor, Silvia, Elisa, Miguel, Noa, Sofía, Gael, Sara, Iyán, Anjali y Eva. Aquella primera troupe que viajó conmigo a la Planta I.

 

 

Y aquí llega el último paso en este viaje de adaptación. La utilización de la historia para un título de Tú Decides la Aventura. Este es probablemente el estadio en el que la trama sufre los cambios más significativos, pues un escritor, en especial un escritor de literatura infantil juvenil, debe atenerse a las valoraciones editoriales y comerciales del momento. Empezando por el título, desde un ambiguo La Planta I, a un más atractivo y comercial Las Puertas Mágicas.

Al haber crecido la historia en nuevas líneas argumentales, la Planta I era un título que no encajaba del todo, pues hacía referencia solo a una de las líneas argumentales. El nuevo título, en cambio, no solo le va bien a la historia, sino que además supone una metáfora perfecta, tanto de los saltos de unas líneas argumentales a otras, como de los procesos de adaptación que ha sufrido esta historia, y de los que la mayoría de lectores nunca sabrán nada.

Y ya puestos me ha servido como título para esta entrada del blog. He aquí otro ejemplo de cómo aprovechar al máximo el material del que se dispone.

Tú Decides la Aventura Mimo
Marcel Marceau sabía bien cómo aprovechar las historias escondidas en otras historias…

En el título de Tú Decides la Aventura he podido explorar otros escenarios propios de nuestra actualidad, como pueden ser un vagón de metro o un parque de atracciones. Y otros más nostálgicos, como todos los que tienen que ver con lo circense. Estos últimos sin duda han bebido más de la adaptación teatral que del relato original.

Y es que es realmente mágico. Ver la vida de una historia. Ser testigo de sus cambios y sus transformaciones. Poder compartirla en los soportes más variados y con el máximo número de personas posible.

Pero creo que esta vez la historia de La Planta I/Las Puertas Mágicas ha llegado a su último estadio. Ahora solo queda disfrutar de su madurez y ver cómo va desapareciendo de las mesas de novedades de las librerías y va pasando por las manos de los lectores.

Aunque, por soñar… Puede que esto aún no sea el fin. ¿Y si la historia gusta y me piden la versión teatral desde algún colegio para representarla con sus alumnos? ¡Yo se la proporcionaría encantado! O voy más lejos aún… ¿Y si algún cineasta la adapta algún día a una versión cinematográfica? ¡Qué transformación tan maravillosa sería esa!

Con esto de las puertas mágicas de la adaptación nunca se sabe…

 

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